Hoy en la Fundación ANAGAN queremos poner la mira sobre uno de los problemas más indeseables y dolorosos a los que se enfrentan muchas mujeres en nuestro país, la violencia de género, que, por desgracia, se ve multiplicada en los casos en los que las mujeres cuentan con algún tipo de discapacidad.
La cifra de violencia recibida por parte de las parejas de mujeres discapacitadas en España se dispara a casi a la mitad de estas relaciones, (situándose en un 40% aproximadamente), un hecho verdaderamente preocupante teniendo en cuenta la invisibilidad social a la que se enfrentan y las dificultades que se encuentran a la hora de denunciar su terrible situación.
VIOLENCIA EN EL ENTORNO FAMILIAR
Un hecho muy doloroso, pero lamentablemente real, es que las mujeres que sufren algún tipo de discapacidad tienen una probabilidad dos o tres veces mayor que el resto de las mujeres de experimentar violencia psicológica o física, ya sea por parte de sus parejas, familiares directos o incluso cuidadores.
Debido a su condición de vulnerabilidad, estas mujeres son más propensas a sufrir violencia doméstica, abuso emocional y sexual, hechos deplorables ante los que muchas veces no pueden hacer prácticamente nada.
Estos actos de violencia continuada son precisamente lo que lleva a muchas mujeres maltratadas a desarrollar su discapacidad o algún tipo de enfermedad crónica, algo que muchas veces incluye a los hijos de las víctimas.
DISCRIMINACIÓN SOCIAL DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD
Es un hecho, que la violencia que reciben las mujeres discapacitadas va mucho más allá del entorno más próximo a la misma. Los datos demuestran, que la representación, ayudas y medios ofrecidos a las mismas, son apenas nulos.
Solamente si comparamos el porcentaje de mujeres en situación de discapacidad que reciben una educación de calidad con la de hombres en la misma situación, podemos apreciar que tienen una probabilidad tres veces mayor de no saber leer ni escribir, lo que les conduce a un fututo laboral inexistente en la mayoría de las ocasiones.
Además, se calcula que el 60% de las personas con discapacidad son mujeres, a pesar de solo contar con un 2,3% de representación política en más de 20 países, en contraposición al casi 3% de los hombres que padecen esta misma condición.
El sistema sanitario tampoco cuenta con atención especializada acorde a las necesidades de estas mujeres, que en multitud de ocasiones cuentan con una protección social mínima que no las exime de la pobreza.
LA LUCHA CONTRA LA DOBLE DISCRIMINACIÓN
Todos estos hechos que acabamos de describir son conocidos como la doble discriminación, la suma de la violencia de género que lamentablemente ya sufren más del 10% de las mujeres de nuestro con la situación de discapacidad que muchas de ellas presentan.
Por desgracia, es un hecho que se lleva dando frecuentemente a lo largo de la historia y sufre una constante invisibilización, en el que en multitud de ocasiones se les ignora, menosprecia o ellas mismas no cuentan con la educación ni medios necesarios para denunciar su situación.
COMO LUCHAR CONTRA LA DOBLE DISCRIMINACIÓN
A nivel social resulta esencial que todos nos involucremos a la hora de dar visibilidad a esta exasperante situación que tienen que sufrir las mujeres en situación de discapacidad en nuestro país.
La organización de talleres, cursos y grupos para mujeres que padecen esta condición o las mesas informativas con el fin de formar al resto de la población son una herramienta clave para instruir y mostrar al resto de la sociedad este fenómeno, con el fin de tener más medios para evitarlo.
Además, impulsar la participación social y representación de estas mujeres tanto en organismos públicos como en asociaciones y federaciones que busquen la igualdad de género resulta un paso clave en la lucha contra este tipo de violencia.
LA FUNDACIÓN ANAGAN EN CONTRA DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
En la Fundación ANAGAN nos posicionamos totalmente en contra de cualquier tipo de violencia machista y actos que vulneren los derechos de las mujeres. De este modo, queremos denunciar este tipo de actos y ayudar en todo lo que nos sea posible a toda mujer que se encuentren en situación de vulnerabilidad.
Juntos como sociedad, conseguiremos poner freno a este fenómeno y luchar por un mundo donde los derechos personales sean inalterables y la violencia machista desaparezca por completo.