Debido a distintos tipos de circunstancias personales, los niños y jóvenes pueden sufrir etapas y dificultades muy duras, que condicionan su correcto desarrollo y bienestar personal.

En varias ocasiones, estos hechos, sumados a la falta de auto entendimiento y el sentimiento de incomprensión, pueden llevar a los menores a adoptar conductas negativas para ellos mismos.

Ante este hecho, los psicólogos infantiles, se han convertido en una figura esencial para ayudar a estos jóvenes ante las dificultades que viven, adaptándose a su situación personal y evitando que puedan llegar a sufrir exclusión social.

¿Qué es un psicólogo Infantil?

Los psicólogos infantiles son profesionales altamente formados que se encargan de realizar y estudiar el comportamiento de los niños y adolescentes, adaptándose a cada uno de ellos de manera personalizada.

Se encargan de evaluar, diagnosticar e intervenir ante cualquier problema que esté afectando al menor en su desarrollo psicológico y neuronal, aportándole las herramientas para que progrese hacia un mayor entendimiento de él mismo y de su entorno.

La labor de esta clase de profesionales difiere mucho de la del resto de psicólogos, pues deben adoptan métodos y enfoques distintos, con sesiones más reducidas para mantener la atención de los menores.

¿Por qué deberían ir los Niños al Psicólogo Infantil?

Pese a su gran labor social, la psicología ha estado estigmatizada durante mucho tiempo, quedando apartada, sobre todo en lo que respecta a los menores.

No obstante, con el paso del tiempo, esta opinión ha ido cambiando y se ha normalizado que los niños y jóvenes que necesitan esta clase de apoyo puedan conseguirlo sin tener que ser juzgados por ello.

Muchos padres, ante situaciones desconocidas para ellos respecto al comportamiento de sus hijos, muestran una gran preocupación y no saben cómo actuar. No obstante, existen algunas señales frecuentes que identifican que estos niños pueden necesitar acudir a terapia psicológica:

• Retraso en el desarrollo del habla y lenguaje.
• Problemas de conducta e ira irracional.
• Dificultades y timidez a la hora de socializar.
• Episodios de tristeza, llanto, ansiedad y depresión.
• Desinterés y apatía por cosas que antes le interesaban.
• Percepción de situaciones de acoso en su entorno.

El Psicólogo Infantil frente a la Exclusión social

No actuar cuando tenemos consciencia de que un menor se encuentra en situación de vulnerabilidad psicológica, puede acarrearle varios problemas que arrastrar hasta su vida adulta. Entre ellos, algunos de los más preocupantes son:

Un empeoramiento de los síntomas, lo que puede llevar al joven que lo padece a verse sometido a un estado de angustia, depresión y apatía que interfiera en su calidad de vida.

Mantener relaciones sociales y familiares insatisfactorias, que hagan al menor sentirse solo y alejarse de su entorno más próximo, generándole problemas a la hora de expresarse o manejar sus propios conflictos.

Un mayor riesgo ante comportamientos de riesgo al sentirse incomprendidos, lo que los puede llevar a conductas violentas, comportamientos autodestructivos y en los peores casos conductas delictivas o consumo de drogas en la adolescencia.

Todos estos riesgos pueden ser evitados con la intervención temprana en la infancia, actuando el psicólogo infantil como una barrera que proteja al niño o joven contra todos aquellos males o situaciones que le puedan llevar a una situación de exclusión social.

Fundación ANAGAN a favor de la Psicología Infantil

Desde la Fundación, entendemos que, por desgracia, muchos niños viven en su día a día situaciones horribles en las que necesitan desesperadamente ayuda.

Queremos reivindicar la figura del psicólogo infantil como un héroe, que está ahí siempre para ayudar a estos jóvenes a entenderse a sí mismos y enseñarles herramientas mentales clave para procurarles una buena salud mental.

Su labor a la hora de favorecer la inclusión social es innegable, y por eso, desde Fundación ANAGAN, les queremos dar las gracias por luchar día a día contra los males que sufren los más pequeños e indefensos.